Romance del Tuta – I

Romance del Tuta

Goyo Martínez me envía este romance solicitándome que lo comparta con todos vosotros. Este romance, según me indica su autor, ya ha sido publicado en un libro de romances.

Dada la extensión del romance se publicará en varios días consecutivos

En la década de los 60 del siglo pasado, ocurrió en Covaleda un crimen que, por lo rocambolesco del mismo, mantuvo al pueblo durante un tiempo en alarma y tensión, con miles de especulaciones, cuchicheos y un cierto desasosiego entre sus gentes. La mayoría de los que hoy vivís allí seguro que no tendréis conocimiento del mismo. Quizás, alguna alusión o comentario de vuestros mayores.

Yo viví el día y el momento de aquella tragedia; por tanto, lo que escribí no tiene ningún tinte de leyenda sino que se ajusta, vestido de romance, fielmente a lo sucedido.

Que yo sepa, el resultado de las investigaciones no llegó nunca a buen puerto. Si mi memoria no me engaña nunca se supo quién fue el asesino. Las fuerzas del orden, guardia civil y policía, no encontraron pruebas suficientes para incriminar a nadie, pese a que el delito fue cometido en verano, a plena luz del día y con bastante gente muy cerca del suceso.

Leer pues, si así os complace, la historia que yo titulé : «Romance del Tuta» (Los nombres que aparecen no son reales)

I

Bramaba estío en la sierra
que circunda a Covaleda,
cuna de mi nacimiento.
Allá, en los años sesenta,
dormita el pueblo vetusto
con su sangre de madera,
rodeado de altos pinos,
de manantiales y sendas
que son como pergaminos
que lleva escrito leyendas.

Lame el Duero infante y niño
el arrabal de la aldea,
arrabales de floresta
que circundan Covaleda.
Duero, nacido en la cumbre,
de aguas claras y aguas viejas,
de aguas que van silenciosas
murmurando sus leyendas.

Mastodontes de granito
moran en las “Ambas Cuerdas”,
de figuras caprichosas,
laberintos de roquedas,
tumbas de valientes reses
que quisieron abrir sendas
por donde tan sólo el viento
puede colarse y se cuela,
rocas que en sus almas llevan
escondidas sus leyendas.-

Murallas de hercúleos pinos
guardan al pueblo y rodean,
pinos gruesos del “Hornillo”,
nimios pinos de las dehesas
ataviados con sus verdes
aún en la penumbra espesa
de la umbría, misteriosa,
refugio y lar de leyendas.

Fantasmas tiene la umbría
escondidos en sus cuevas.
De Melitón, su morada
cerca de “Peña Andadera”
donde se guardan las reses
que el furtivo descabella
y arrastra en noche estrellada
al varal de su despensa.
Mientras, el pastor dormita
soñando con la leyenda;

pastor, que por desafío
airada muerte te acecha
pasando “Cueva Mujeres”
en pos del rebaño. ¡Alerta!.
El hacha sesgó el silencio.
La sangre cubrió la hierba.
La cruz de laja, labrada,
testigo hoy de su leyenda.

Liban vientos andarines
los ecos de la tragedia
lamiendo la “Senda Mala”
a ahogarse en Laguna Negra.
Espejo de la alta cumbre,
negras aguas de la sierra,
cuna de musas dormidas,
almohada de las estrellas,
negra laguna que manas
aguas que rielan leyendas.

Mil ojos te han contemplado,
te miran y te contemplan
absortos y embelesados
por verte las aguas negras,
aguas profundas que salen
del infierno de la tierra,
aguas donde Alvar González
perdió su vida y su hacienda.

En plomizas tardes grises
cuando ruge la tormenta,
entre los ecos del trueno
un eco de voz  resuena,
y en las coléricas aguas
que el viento mueve y menea,
entre el rayo serpenteado
aparece una silueta
irisada por las luces
que el negro espejo refleja.

Tú, que del paisaje llevas
título de noble y reina,
semilla llevas de muerte
según cuenta la leyenda.
De Alvar González, la tumba
cubrieron aguas, no tierra;
el alma de Alvar González
mora en la Laguna Negra.
Altas tierras castellanas,
rincón de nieves eternas,
cuna de juglares viejos
que sólo cantan tragedias,
parajes que enmudecidos
sois testigos de leyendas,
contad la que yo he vivido,
la que he tenido más cerca,
el crimen que sigue omiso
desde los años sesenta.

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2 respuestas a Romance del Tuta – I

  1. A Torrecilla dijo:

    Toda esa historia la viví insitu , yo teni 16 años ,lo recuerdo perfectamente

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