CRÓNICA DE LA PROVINCIA DE SORIA – 1867 .- Antonio Pérez Rioja

Extractos del libro escrito por Antonio Pérez Rioja publicado en el año 1867 referidos a nuestra zona. Resulta curioso como algunos parajes han cambiado de nombre mientras que otros lo siguen conservando hoy en día.

CRÓNICA DE LA PROVINCIA DE SORIA – 1867

Antonio Pérez Ríoja

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Tercera. En los puntos más elevados y más septentríonales de la provincia, se hallan los montes de Pinus sylvestris, los montes de Haya y los de Acebo.

El Pinus clusiana forma una pequeña región intermedia entre el P. Pinaster y el P. Sylvestris en las vertientes del río Lobos; pero su área está muy limitada y es, por lo mismo, muy poco extensa. El Pinus Sylvestris, se halla además en la parte austro-occidental, unida con la de la provincia de Burgos en Santa Cruz en la Póveda, en Narros y Peralejo, formando parte con los de Campisábalos y Villacadíma, de Guadalajara: el Haya es poco abundante. Social con el P. Sylvestris, se observa en Covaleda y en Vinuesa, y aislada en Valdeavellano, en Almazán, en Yanguas y en el Moncayo; pero en las exposiciones, porque dominan en la parte de sierra correspondiente á la provincia, se oponen á su desarrollo. Por último, en la dehesa de San Andrés, en la región de Q. Tozza, se ha observado una especie que se ha clasificado por el Q. Sessili-Jlora; está poco extendida y solo en el río Tera se halla.

Las especies subordinadas de los montes de la parte que nos ocupa, son: C. caurifolius, J. communis, G. scorpius, L. pedumculata, E. arbórea, E. vagan, P. aria. C. erica, A. uta ursi, P. spinosa, Gf. tridentata, R. antharlicus, C. avellana, etc, etc.

Respecto á los montes de la provincia, poco puede decirse que no sea general á los de otras. Así que, sobre la falta de plan y método en la explotación, sobre el ningún plan de mejora establecido, sobre la ausencia de pensamiento regenerador, y sobre el deplorable estado de la guardería, pasaremos aquí por alto, así como por lo que hace al estado de los montes, respecto á los rodales, con la uniformidad general de las masas, con la mezcla desordenada de todas las edades, con los grandes calveros y con la policía.

Nos concretaremos á manifestar el estado y porvenir relativos de los mejores montes de la provincia.

Los de encina y quegigo, en las partes oriental y meridional de la provincia, destinados a la producción de leñas y á los ganados, están en mal estado, por mas que su regeneración para aquellos objetos no sea difícil con variar algún tacto el régimen. Los montes de Q. Tozza, que llenan idénticas necesidades, son en su mayoría bajos y se hallan en estado de matas, bastante buenas, y probando las buenas condiciones de situación en que se encuentran.

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Feria-1910-Posando-en-la-feria

Habitantes en el año 1866

Abejar: 645

Cabrejas del Pinar: 619

COVALEDA: 862

Duruelo de la Sierra: 551

Molinos de Duero: 224

Montenegro de Cameros: 614

La Muedra: 281

Salduero: 214

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Especies que se encuentran en los montes de la provincia

Abejar:

  • Solitarío (P. clusiana)
  • Pino negral
  • Chopo
  • Entino
  • sabina

Covaleda:

  • Pino alvar
  • escaramujo

Duruelo de la Sierra:

  • Brezo negral

Montenegro de Cameros:

  • Sauce
  • Avellano
  • Acebo
  • Chopo

San Leonardo (cerro de San Cristóbal)

  • Vina- gata blanca
  • Ríobaceno
  • Durillo

Pico de Urbión:

  • Tejo

Vinuesa:

  • Q. Tozza

La Muedra:

  • Q. Tozza

Molinos de Duero:

  • (dehesa) Marojo

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LÍMITES DE LA PROVINCIA DE SORIA

Como provincia antigua ha sufrido diversas variaciones y alteraciones en los límites de su territorío; por la división de departamentos que se verificó en el año de 1809 confinaba al Norte con el departamento de Arlanzón, su línea divisoria partía del Pico de Urbión, y siguiendo hacia el Este pasaba al Norte de Villoslada (en la sierra de Cebollera); continuaba al Nordeste y pasando al Oeste de los pueblos de Lumbreras y Ájamíl, atravesaba la sierra de Pineda, cruzando por cerca y al Norte de Manilla por la sierra de Cabezote, yendo á terminar en el punto donde se reúnen los ríos Alhama y Añamaza; siguiendo desde el pico de Urbión hacia el Oeste, la línea pasaba por la laguna Zumbel, y desde Quintanar de la Sierra seguía la dirección del río Arlanza hasta Cobarrubias. Su límite Este era con el departamento de Zaragoza; la línea que lo marcaba, principiaba en dirección de Sur á Norte entre Torrubia y Tartanedo, pasaba al Este de Hinojosa y Milmarcos, y al Oeste de Fuentelsaz y Campillo, á cortar el río Jalón al Este de Ariza y atravesar el río Henar entre Cihuela y La Vid, el primero del departamento de Soria y el segundo del de Zaragaza; continuaba entre Ciria y Malanquilla al Oeste de Pomer y Pujorosa, dejaba al Este la sierra de Moncayo, seguía al Este de la Cueva, Aldehuela de Agreda, Vozmediano; Casas de Valverde y venta de Portazguillo, hasta terminar en el precitado punto de confluencia de los ríos Añamaza y Alhama. Los confines del Sur eran con el departamento del Tajo alto; la línea de demarcación corría casi de Este á Oeste por la sierra de Salorío, al Norte de Maranchon y de Sigüenza por Palazuelos, hasta terminar cerca y al Este de Villacadima. El confín del Oeste era con el departamento del Duero y Pisuerga, partiendo la línea desde el indicado punto de Villacadima, á pasar al Este de Torresuso y Torremocha, y corriéndose á cortar el Duero en La vid, entre Aranda y Langa, pasaba luego al Este de Peñaranda y Caleruega por entre Castrovenia y Huru hasta terminar en el río Arlanza, cerca de Cobarrubias.

Esta división no tuvo efecto hasta 1810, en que la adoptó José Bonaparte, cambiando el nombre de departamentos en el de prefecturas, pero sin hacer variación notable en los límites: el prefecto residía en Soria y los sub-prefectos en Osma y Medinaceli.

Terminada la guerra de la Independencia volvieron á quedar las cosas en el mismo estado, acerca de este particular, que á principios del siglo; hasta que en 1822 las Cortes hicieron otro arreglo de provincias, por el cual quedó la nuestra confinando al Norte, con las de Burgos y Logroño; al Este, con Calatayud; al Sur, con la de Guadalajara, y al Oeste, con las de Segovia y Burgos. El límite en la primera dirección principiaba en los montes que separan á Rabanera del Pinar, de la aldea de Ontoria; pasaba por la divisoria de aguas del Duero y al Arlanza á buscar la sierra de Humbría, por el nacimiento del arroyo Zumel, por entre el arroyo Malicioso y río Triguera, torciendo á buscar los montes de Tríonera por el pico de Urbión y laguna Negra, por el Oeste de Montenegro, montes de San Millán, nacimiento del Iregua, por las sierras de Frigüelas y Cebollera, puerto de Piqueras entre los Santos y Adovezo, cumbre de la Gargantilla entre Castellanos y la Ventosa, por las sierras de Oncala y Alba. De aquí, marchando al Este, pasaba por encima de Fuentes y San Pedro Manrique, que quedaban dentro de la provincia; continuaba por el Norte de Sámago, á buscar la sierra de Alcarama; atravesaba el río Alhama un poco al Norte de Cigudosa, pasaba por Montenegro y cortaba el río Añamaza en la confluencia de dos ramales, que forman una isla, marchando á terminar al Oeste de San Martín. El límite Este principiaba desde frente de San Martin por el Moncayo, atravesaba los ríos Madubles y Deza ó Henar, hasta encontrar el Nagima, desde cuyo punto sigue este río hasta su confluencia con el Jalón, y subía por este último hasta volver á encontrar el anterior límite de Aragón. El límite Sur empezaba desde el término del anterior, pasaba por entre Chercoles y Almaluez, á la sierra del Muedo; continuaba por el Norte de Aguaviva, por el Sur de Radona, Yelo y Alpanseque, por los altos de Baraona y por el Norte de Marazobel, Bascones, Madrigal y Bochones, á la sierra Pela y Puerto de las Cabras, donde terminaba; principiando por aquí la línea del Oeste, que seguía por el Este de Villacadima, por el Oeste de Noviales, las Cuevas, Vallunquera y Valdeperal, y por el Este de Castillejo de Robledo, á buscar el puente de La vid, dejando este pueblo para su jurisdicción; atravesaba por aquí el Duero, y tomando los montes que dan origen al río Pude, pasaba por entre Hinojar del Rey, y Alcubilla de Avellaneda, continuaba por los montes de San Asensio y por el Norte de Espejón, á concluir donde empezaba la línea del límite Norte. Llevada á efecto esta división, duró hasta el año de 1823, que abolido el sistema constitucional, volvieron las provincias á su primitivo estado, y permanecieron así hasta que, verificada la nueva división en 1833, se hizo la de Soria en esta forma.

Confina por el Norte con las provincias de Burgos y Logroño, por el Este, con la de Zaragoza; por el Sur, con la de Guadalajara, y por Oeste, con las de Segovia y Burgos.

Su límite Norte, es el mismo que el Sur de la provincia de Logroño, desde la sierra de Neila hasta la raya de Aragón, quedando dentro de ella los partidos de Yanguas y San Pedro Manrique.

El del Este comienza en este punto y sigue el anterior de Soria y Aragón, hasta la confrontación de Sisamon.

El límite de Sur principia aquí, y va por el Sur de Judes, Chaorna, Arbujuelo, Benamira y Esteras del Ducado á la sierra Ministra. Desde este punto sigue por el nacimiento del río Henares, Norte de las Olmedillas, Sur de Alpanseque, y de Madrigal á la sierra Pela y Puerto de Cabras.

El límite Oeste, principiando en este punto, sigue por el Este de Villacadima de Noviales, las Cuevas, Vallunquera, Valdeperal y Castillejo, á buscar el puente de La vid en el Duero, dejando para Burgos el pueblo de este nombre, el de Zuzones y la granja de Gama.

De aquí se dirige, á los montes que dan origen al río Pilde, pasa por entre Branzacorta y Alcoba de la Torre, entre Hinojar del Rey y Alcubilla de Avellaneda, Huerta del Rey y San Asensio, la Gallega y Espejon, y dejando á la provincia de Burgos, las Navas del Pinar de Ontoria, Ontoria del Pinar, y Aldea de Ontoria, va por los cerros que separan á estos pueblos de Soria, á buscar por el Sur de Cañicosa y Regumiel el pico de Urbión.

Tienen su nacimiento y recorren el territorio de esta provincia: el Duero, que naciendo en las sierras de Urbión, de las lagunas de su nombre, atraviesa los partidos de Soria, Almazán y El Burgo de Osma; por este último sale de la provincia, en la jurisdicción de Langa, y penetra en la de Burgos: sus afluentes, el Ucero, que tiene su origen en la áspera sierra de Humbría, recorre el partido del Burgo, y le da sus aguas en el término de San Esteban; el arroyo Triguera, y los llamados Remanido y Revinuesa que le afluyen, el primero á poco trecho de su nacimiento, en la jurisdicción de Duruelo, y el segundo y tercero en la de Vinuesa: el río Ebros o Ebrillos, que desprendiéndose de la falda meridional de la sierra precitada de la Humbría, le paga el tributo de sus aguas, junto á Vilviestre de los Nabos; el Tura, que desde la sierra de Piqueras donde nace, marcha de Norte á Sur y le afluye cerca de Garray; el Moñigon, que se forma de varias destilaciones de la sierra del Almuerzo y desemboca en el Duero, también cerca de las ruinas de Numancia; el Rituerto, que tiene su origen en esta última sierra y punto llamado la Peña del Canto hincado, y le da sus aguas antes de llegar á Almarail; el arroyo Morón, que se forma de varios manantiales en los términos de Soliedra, Momblona, Cabanillas y Taroda; al llegar á Morón toma este nombre, y corre á darle sus aguas en Almazán; también se las dan junto al puente de Ullan: el Escalóte, que nace en Barcones, y el Talegones, que tiene su origen en Lumias; cerca de Navapalos, el Losana, que nace en el pueblo de su nombre; en el término de San Esteban el río Pedro, y finalmente, cerca de Langa, un arroyo que brota en Valdanzuelo. Tienen también su nacimiento en la provincia: el río Cidacos, que se desprende de las cumbres de la Gargantilla entre Torrearévalo y Lumbrerillas, y penetra en la provincia de Logroño por la jurisdicción de Enciso y Yanguas; el Queiles, que nace en la sierra del Madero y marcha á la provincia de Zaragoza entrando por el partido de Tarazona; el río de San Pedro, conocido también con los nombres de Linares y río de Cornago, tiene su procedencia en la sierra de Oncala; el Dévanos, que lleva también el nombre de Añamaza, y procede de la laguna de Añavieja, partido de Agreda, desde el que marcha á la provincia de Logroño; el Alhama, que también penetra en la misma provincia; el arroyo Rinaragra, que partiendo desde el cerro del Castillo (ramificación de la sierra de Oncala), va á perderse en el Cidacos junto á Villareal; el Avión, que formándose en Muriel de la Fuente va á morir en el Ucero, cerca del Burgo de Osma; el no Ventosa, que nace en Huérteles y desagua en el río de San Pedro, por la jurisdicción de San Pedro de Manrique; el Araviana, que se desprende de la falda meridioual del Moncayo, término de La Cueva, y se une al Rituerto en Pínula del Campo; el Henar, denominado Lerar y río de Deza, nace en el término de Almazul, y da sus aguas entre Cetina y Contamina (provincia de Zaragoza), al río Jalón, que nace en Esteras del Ducado, partido de Medínaceli, y corriendo de Oeste á Este, penetra en la provincia de Zaragoza por la jurisdicción de Moureal de Ariza, en la que recibe por su orilla izquierda el río Ragima o Lagima, que se desprende de la laguna de Valtoron; finalmente el Manubles, que formándose en las sierras del Tablado y de Toranzo, derivaciones del Moncayo, se introduce en el partido de Ateca, en cuya cabeza desemboca el Jalón. Hay además infinidad de manantiales y arroyos, afluentes y sub-afluentes de los precipitados ríos, que no citamos por su poca importancia.

Tenemos también en la provincia y partido de Agreda, las lagunas de Añavieja, Borobia, el Carro, Noviercas y Vozmediano, origen del río Queiles; en  el partido de la capital las de Urbión, nacimiento del Duero, la llamada Negra en la misma sierra de Urbión, y las dos de las Morosas entre los términos de Candilichera, Aldealafuente y Paredes-Rojas; en el partido de Almazán, las de Valdespina, Torreandaluz y Valtueña; y en el de Mediuaceli las de Esteras, Villaseca, Judes, Iruecha y Miño; esta última abundante de finas sanguijuelas y temible por las horrorosas nubes de tronada que se forman de sus emanaciones; también se encuentra junto á Medinaceli un manantial de aguas salobres que da origen á las salinas allí establecidas.

El estudio orográfico de la provincia de Soria es uno de los más importantes que pueden hacerse en la Península. Limitada al Norte por la cordillera de la Demanda y al Sur por la continuación de la de Guadarrama, preséntanse en el Sudeste las elevadas mesetas de Baraona y Medinaceli unidas á las de Sigüenza y Atienza. Cruzada por el río Duero en toda su estensión y ya limitada ó encerrando dentro de su perímetro extensiones considerables dé las divisorias del Tajo, Duero y Ebro, presenta por su situación central y su elevación general medía una serie de hechos de –la mas alta importancia y consecuencia en la orografía general del territorio-. Puede decirse, y en general considerarse, que es el núcleo determinante de las formas del terreno de la España central. Por otra parte acrece en importancia bajo este punto de vista la consideración de que en su circuito se hallan relacionados cuatro grupos notables de montañas; la Demanda, el Moncayo, el Tremedal (Albarracin) y Guadarrama.

Concretándonos únicamente á las ideas mas esenciales que un reconocimiento acabado nos ha ingerido, podemos establecer en general los dos hechos generales siguientes:

1- Que la gran altura media de la provincia y la uniformidad de la misma en toda la parte central, en la Oriental y en la Meridional, proviene de una elevación general del terreno, elevación que puede denominarse continental, y que por lo tanto las formas del terreno son debidas única y exclusivamente á la acción erosiva. Una prueba evidente de la exactitud de esta observación es la poca altura relativa y la forma llana que presenta el punto hidrográfico en que se dividen las aguas del Tajo, Duero y Ebro, poco mas de un cuarto de legua al Este de Ventosa del Ducado, siendo así que por lo común estos puntos notables se hallan generalmente en altas cordilleras que suelen ser culminantes, como sucede con la peña Labra, cerro de San Felipe y otros.

2.° Que la sierra de la Demanda o de Urbión al Norte, la del Moncayo al Este y las de Ayllon y Pela, continuación de la de Guadarrama al Sur, son los tres centros de elevación parciales que existen, y que sus atribuciones y contrafuertes reconocibles fácilmente modifican con su presencia la accidentación del suelo, presentando largas y prolongadas lomas que se elevan, aunque no con exceso, sobre el nivel medio ya de considerable latitud; por eso se observa que en la provincia son extremados los inviernos, y por eso también su vegetación es mas alpina de la que por diferencias relativas de altura les corresponde.

Hechas estas observaciones generales, vamos á ocuparnos de la descripción orográfica de la provincia.

La sierra de Urbión, desde el punto común á las provincias de Logroño, Burgos y Soria, y en el mas austro-occidental de la última sigue la dirección Oeste á Este prolongándose por la Cebollera y limitando la provincia por el Norte. La indicada dirección es constante hasta el puerto de Pineda, en que se dirige al Noroeste, continuando dicha dirección hasta el de Piquera, limitando siempre la provincia y siempre determinando la divisoria délas aguas del Duero y Ebro.

En el último punto divídese la tierra en dos ramales, ó por mejor decir, se bifurca. El primero y mas septentrional, sigue próximamente la dirección de la sierra últimamente indicada, denominándose de Cameros en Logroño, y de Oncala en Soria; toda ella se halla ya en la cuenca del Ebro y separa las aguas del Cidacos y de las vertientes ríojanas de Cameros. E l segundo ramal de la sierra o cordillera principal, debiera por su dirección casi perpendicular á la misma considerarse como un contrafuerte o derivación, pero su importancia orográfica é hidrográfica nos hace considerarle de otro modo. Desde su arranque o separación del puerto de Piqueras, de la Cebollera, se dirige al Sur recibiendo el nombre de sierra de Montes-claros hasta el puerto de Vizmanos, donde tuerce al Este tomando los nombres de sierra de Alba hasta la peña Turquilla, en que de nuevo se dirige al Sur descendiendo en altura, que pronto vuelve á adquirir en la sierra del Almuerzo; desde aquí vuelve á tomar otra vez la dirección Este hasta la Atalaya del Espino, en que empieza la sierra del Madero, que siguiendo la dirección Suroeste se prolonga por las denominadas de Toranzo y de Tablado, que sale de la provincia para entrar en la de Zaragoza al Sur de Beraton.

Desde su origen hasta el Sur de Olvega en que arranca el collado de La Cueva, es el ramal que nos ocupa para divisoria de las aguas de Ebro y Duero, pero desde dicho punto sigue esta por el collado indicado, enlace de la sierra de Urbión y Cebollera, cumbre del Moncayo, y recorriendo la del último tuerce al Sur por el collado de Beraton hasta la cumbre de la sierra de Tablado, dirigiéndose en dirección absolutamente contraria á la que anteriormente tenia, esto es, de Sudeste á Nordeste hasta el medio de la sierra de Toranzo; forma, por consiguiente, la expresada divisoria un seno, casi un circuito cerrado, comprendiendo en él todo el valle de Araviana, cuyas aguas, reunidas en el río del mismo nombre, se unen á las del Rituerto, tributarío del Duero. Esta vuelta ó seno de la divisoria, unida á la circunstancia de hallarse en la sierra del Madero, literalmente cortada por las aguas de Araviana que las separan de las de Toranzo, indican con sobrada claridad el distinto origen de las sierras indicadas y el del Moncayo: en nuestro sentir esta última fue elevada posteriormente á las primeras, y su presencia determinó primero la reunión de las aguas del hoy Valle de Araviana contenidas en el Sur, por las entonces prolongadas y reunidas en una sierra del Madero y Toranzo; posteriormente hubieron de romper el dique que las contenía por el estrecho barranco que hoy la separa, determinando las formas existentes desde en medio de la sierra de Toranzo donde dejamos la divisoria !y se prolonga esta dirigiéndose al Sur: pero ya por llanos unas veces, y otras por lomas de poca diferencia de nivel, lo cual unido al hecho casi constante de que las lomas que desde aquella se dirigen al Este, van siendo cada vez mas elevadas respecto de los valles; mientras que por la derecha ó el Oeste hacia el Duero, conservan su carácter de llanos y parameras, indica con harta evidencia el origen de denudación de la divisoria, diferente al que hasta la sierra de Toranzo presentaba exclusivamente originado por elevaciones parciales del suelo. Continúa, pues, la divisoria que describimos en idéntica forma, esto es, por lomas y llanos de poca diferencia de altitud respectiva, pero de 1,000 á 1,200 metros de altitud absoluta, cerca de Ventosa del Ducado, en que se dividen las aguas de los tres ríos principales de la Península, el Tajo, Ebro, y Duero. En dicho punto dirígese la dé los dos primeros al Sudeste por la sierra Ministra, y la del Tajo y Duero á Oeste por el lomo determinado, también por denudación, que separa las provincias de Soria y Guadalajara, y los llanos elevados de Atienza y Sigüenza, de los de Almazan y Medinaceli.

Infiérese de lo expuesto que la parte Norte y Oriental de la provincia, y sobre todo la austro-oriental deben ser las mas accidentadas y de diferencias de nivel mas notable que el resto de la provincia.

Desde la sierra de Urbión y Cebollera, arrancan contrafuertes mas elevados que numerosos, que conservan un carácter de sierra y se ramifican poco, constituyendo valles prolongados y profundos; pero relativamente anchos á los de la parte Oriental.

Desde la parte Occidental de la provincia hasta la bifurcación de la sierra, existen cuatro de aquellos formando los valles del Duero, de Revinuesa, del Bazar, del Razoncillo y del Tera. Las diferencias de nivel son en ellos las mas notables de la provincia, como que miden desde el fondo de los valles, y en general, desde el lecho del Duero adonde todos van á parar, hasta las cumbres de Urbión y la Cebollera. El espacio comprendido por la bifurcación, y que comprende el país de Yanguas y de San Pedro Manrique, hasta el ramal que desde la sierra Mediana pasa por Valdelaguna y la Virgen de los Ulagares, es indudablemente el mas accidentado, si no el mas fragoso de la provincia: numerosos contrafuertes se destacan de los dos ramales indicados, que se entrelazan y determinan una serie de cerros y lomos de rápidas pendientes, casi siempre pelados y desprovistos de vegetación leñosa.

En el centro de la provincia, la cuenca del Duero determina sus formas generales de poca diferencia de nivel relativa. Solo en las faldas de la sierra de Pela, aumenta aquella diferencia hasta la cumbre de dicha sierra; pero siempre menor que la que se cita en la punta de Urbión y Cebollera.

Las diferencias de altitud expresan mas que otra razón alguna la de las zonas y regiones botánicas en una localidad en que la latitud es poco diferente. Por lo expuesto debe inferirse, que el Tahlweg del Duero, es la línea ó eje de las curvas que señalan la separación de aquellas.

En este sentido vamos á considerarlas, y partiendo de su punto mas bajo, iremos indicando sucesivamente los hechos que en cada una de las zonas y regiones hemos observado, fijando al mismo tiempo los límites de las unas y las otras.

Puede considerarse que, á excepción de las sierras de Pela, Moncayo, Urbión, Cebollera   Cameros y de los contrafuertes principales que hemos ya indicado, todo el resto de la provincia corresponde á la zona agrícola. No por eso está cultivado todo el terreno, pues las condiciones del suelo influyen de una manera decisiva para ello; así es, que es frecuente en casi todos los lomos y sierras ver el cultivo restringido y limitado á las cañadas, mas bien por las mejores condiciones que presenta el suelo, que por la de situación climatológica: así es, que lo mas común es hallarse alternando el cultivo con los eriales y con los montes en toda la parte expresada.

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4ª La del Pinus syhestris empieza en la falda meridional del cerro denominado Resomo, y se indica únicamente en la sierra de Pela. En el primer punto llega hasta los límites de la vegetación arbórea en Urbión y Cebollera, extendiéndose al Este hasta la sierra de Cameros en el término de Santa Cruz. Por fin, el Haya, Fagus syhatica, si bien no constituye región, pues siempre se halla social con el Pino, indica, sin embargo, su tendencia á avanzar mas en altura que esta última especie.

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Los únicos terrenos de sedimento que la constituyen son el siluriano, triásico, jurásico, cretáceo, terciario, diluviano y aluvial, no presentándose ningún terreno erúptico en toda su extensión.

El terreno siluriano, que es el mas antiguo de los de sedimento, ocupa muy reducida extensión; solo se presenta en una pequeña faja en la parte alta de la sierra de Urbión, en el término de Montenegro de Cameros, que se prolonga á la provincia de Burgos y á la de Logroño, y otra faja que, aunque mayor en extensión, se observa al Sudeste de Soria, que se extiende por los pueblos de Peñalcazar, Carabantes, Alameda, hasta cerca de Embid de Ariza, donde entra en la provincia de Zaragoza.

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El terreno jurásico se presenta con mayor extensión que los anteriores y se apoya sobre el triásico en la sierra de Moncayo, extendiéndose después hacia el límite Norte de la provincia, internándose en la de Logroño y formando las sierras de Archena, Cornago, Nabajun, Yanguas, Montereal, Diustes, volviendo por Barrio-Martin á la sierra de Urbión, origen del Duero, al Caserío de Quintanar, donde se le ve formando una faja estrecha en la cúspide de la sierra del Resomo, siguiendo por Molinos de Razón, Almarza, Cortos, Pozalmuro y parte de la sierra del Madero, por Noviercas y Borobia, donde entra á la de, Zaragoza.

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La Sierra de Urbion, en el origen del río Duero, se encuentra á 1.292 metros.

La capital de provincia, 1,094 metros. Almazán, 920. Agreda, 955. Medinaceli, 1,289 metros. Burgo de Osma, 983.

El origen del río Cidacos, 1,291 metros. Linares, 1,351. Alhama, 1,519. Queiles, 974. Rituerto, 1,161. Deza, 1,009. Blanco, 1,156. Jalón, 1,351. Escalote, 1,224. Pedro, 1298.

Por último, el río Duero que sale de la provincia de Soria por Zuzones, tiene en este punto una altura sobre el nivel del mar, de 845 metros, lo que da una diferencia de nivel relativamente á su origen de 447 metros, lo que indica que tanto sus aguas en el trayecto que recorre como las de sus afluentes, pueden utilizarse en riegos, lo que unido al repueble délos montes, hará cambiar el aspecto de este país, que hoy no presenta, por efecto de las talas y cortas inconsideradas que se han sucedido, mas que rocas peladas enteramente estériles, siendo así que en otro tiempo estaban pobladas de gran vegetación en arbolado, que contenía y beneficiaba con la caída de sus hojas la tierra vegetal, que sostenía abundantes pastos para sustentar numerosos ganados que eran la riqueza del país, y que han desaparecido, quedando una raquítica agricultura, que se desarrolla solo en los estrechos valles donde se presenta un poco de tierra vegetal, y cuya producción no es bastante para alimentar la población que existe.

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Covaleda, camino de Saldureo 1913

Carreteras de segundo orden.

Valladolid á Soria por Peñafiel y el Burgo de Osma. Longitud 92 kilómetros.

Soria á Calatayud. Longitud 41 kilómetros.

Burgos á Soria por San Leonardo. Longitud 57 kilómetros.

Esta carretera esta sin construir á pesar de su importancia, puesto que pasa por los tan nombrados pinares de Soria. El proyecto se aprobó en 14 de diciembre de 1861.

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La muerte del último monarca en fines de setiembre de 1833 causó en Soria la sensación que era consiguiente, atendido el estado de la opinión pública y que fue general en toda la nación.

El partido realista templado que dominaba en la ciudad, comprendió desde luego la transformación política que se preparaba así como la situación expectante que con venia á sus miras é intereses para el porvenir.

El cuerpo de voluntarios realistas que como en todas las poblaciones de alguna importancia estaba en ella organizado, realizó una salida en observación de hostilidad á la sublevación que en los Arcos de Navarra verificó a la raíz de aquel suceso el general carlista D. Santos Ladrón. Lo mismo hizo el batallón de voluntarios de la villa y tierra.

El digno y caballeroso brigadier comandante general de la provincia á la sazón, D. José María Cistue, supo animar el espíritu leal de estos naturales é imponer con sus acertadas disposiciones á los enemigos interiores y exteriores, inspirando confianza á cuantos por la causa liberal se interesaban.

En menos de ocho días alistó y organizó en esta ciudad  una compañía de vecinos honrados y de buenas circunstancias políticas que velasen por el orden y seguridad públicas, hasta el punto que el 10 de octubre de dicho año ya prestaba el servicio de su instituto.

La milicia urbana, decretada por Martínez dé la Rosa, que sustituyó como fuerza armada á aquel cuerpo disuelto sin la menor oposición, se organizó rápidamente entrando á formar parte de ella las personas de mayor significación, tanto por su posición social como por sus antecedentes no favorables al realismo, prestando con su apoyo é influencia moral buenos servicios á la causa de la Reina, que era en aquel tiempo la de la libertad contra el despotismo.

El levantamiento del famoso cura Merino en los pinares de esta ciudad y limítrofe de Burgos verificado en el último tercio del año 33, hacia que la ciudad de Soria estuviese siempre amenazada de una inminente invasión de los rebeldes que aquel capitaneaba, así como de otros partidarios suyos que, como Balmaseda y Juan de Leonardo, recorrían continuamente la provincia por aquella parte.

Sin embargo, no llegó á verificarse el que ninguno de ellos, juntos ni separados, penetrasen en la ciudad, ni aun que lo intentasen seriamente. No obstante, como el reclutamiento de sus partidarios lo sacasen principalmente de la juventud que forzosamente requerían, el gobierno dispuso en 1835 la creación de dos batallones y un escuadrón con todos los mozos útiles de la provincia de 18 años en adelante. Con ellos se organizaron las indicadas fuerzas, que con el título de Francos de Soria, continuaron hasta la terminación de la guerra civil.

Si la opinión de esta capital y provincia hubiera sido favorable á las pretensiones carlistas, la creación de tales fuerzas compuestas casi exclusivamente de hijos y naturales del país, hubiera contrarrestado ó neutralizado al menos aquellas tendencias. Con ella se aseguró más y más la preponderancia de las ideas liberales en cuyo triunfo se interesaba ya la suerte de gran parte de sus hijos.

Sus hechos de armas corrieron la varia suerte de la guerra, sufriendo lamentables derrotas como las de Bañon contra las facciones de Aragón en 31 de mayo de 1836, y consiguiendo triunfos tan brillantes como el de Arévalo en esta misma provincia, contra las facciones reunidas mandadas por el caudillo Merino, quien, disperso y herido, tuvo que ocultarse en el país por bastante tiempo.

El convento de monjas de Santa Clara, que por su capacidad y su situación aislada colocado además en una pequeña eminencia al Sur de la ciudad ofrecía las mejores condiciones de defensa, se habilitó para Fuerte y cuartel de las improvisadas tropas. También se atrincheraron y cerraron varios puntos de la población, especialmente por la parte del poniente, aspillerando las puertas del Postigo y Rabanera situadas en la antigua muralla.

Esto no obstante, y sin que se le encuentre causa justificada, el 16 de julio de 1836 sufrió la ciudad una invasión de las fuerzas carlistas al mando del titulado general D. Basilio García, que con su segundo el coronel Balmaseda y otros cabecillas penetraron en ella en la mañana de dicho día á su paso para el interior de Castilla.

Escasamente dos batallones compuestos de 1200 á 1400 hombres no bien armados ni equipados, se presentaron á sus puertas sin oposición ni resistencia.

Únicamente desde el fuerte de Santa Clara antes mencionado se hizo algún fuego por las fuerzas de los francos que en él se encerraron, no inferiores en número á la de los invasores. Las de la Milicia ciudadana viéndose su apoyo directo de parte de las autoridades y dé las tropas indicadas, se dispersaron, ya en pelotones, ya individualmente en diferentes direcciones, no habiendo creído conveniente encerrarse con las demás tropas.

Dirigiéronse armados los mas, comprometidos, en dirección de las villas de Almazán y Medinaceli. Dueños los carlistas de la ciudad, en la que no obstante no se internaron sino unos 200 hombres, permaneciendo el grueso de la fuerza en las alturas del campo de Santa Bárbara, no cometieron los desmanes que se temían, bien fuese por la prisa que su marcha les imponía, bien por temor á las fuerzas que los perseguían, ó tal vez por respeto á las que permanecían encerradas en el fuerte antes mencionado.

Impuesta una exacción de 10.000 duros, raciones y otros artículos de que carecían, evacuaron la ciudad al anochecer del mismo día de su entrada, no sin llevarse en rehenes á varios sujetos bien acomodados de la población, por no haber hecho efectiva en su totalidad la indicada exacción.

Con el objeto de aumentar sus huestes, publicaron durante su corta estancia en Soria un bando llamando, bajo severísimas penas, á todos los jóvenes útiles para tomar las armas; bajo esta presión se presentaron algunos, aunque pocos, pues los mas se ocultaron o estaban huidos de antemano.

Hubo también algunas personas, aunque muy contadas y de escasa significación, que se presentaron y marcharon con los invasores. Posteriormente no fue invadida la ciudad, si bien más de una vez se halló amenazada de las fuerzas carlistas, por efecto de su posición topográfica, muy favorable para la comunicación de las respetables que recorrían durante la guerra civil las provincias limítrofes de Aragón y Navarra.

Cuando en 1838 llegaron las represalias dispuestas por el gobierno para contener los desmanes del bando carlista, salieron de la ciudad á las Provincias Vascongadas unas cuantas personas, en muy contado número, que tenían inmediatos deudos en las facciones que allí dominaban.

Por lo demás, ningún acontecimiento digno de especial mención tuvo lugar en Soria durante la fratricida lucha que felizmente terminó en los campos de Vergara.

(…)

jota1

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